La infancia es el momento perfecto para aportar a los niños las herramientas necesarias para el desarrollo de su autonomía, porque con la autonomía aprenden a pensar por sí mismos. También es necesario que, como padres y madres, aprendamos a cultivar la confianza en ellos y les permitamos independencia. Así mas adelante podrá tomar sus propias decisiones, asumir responsabilidades y saber gestionarlas.
Antes de meternos en faena, vamos a hacer una aclaración importante, ¿cuál es la diferencia entre autonomía e independencia? Según Edgard Deci, un reconocido investigador de la motivación humana, la independencia significa “tener la capacidad de hacer las cosas por uno mismo sin depender de los demás”. En cambio, autonomía es “tener la capacidad de actuar libremente y de elegir nuestras opciones”.
¿Cómo podemos desarrollar sus habilidades y su independencia? Podemos generar esa independencia en cuatro tipos de actividades.
1. Cuidado de la persona:
Todo lo relacionado con la higiene personal y el vestir.
Quitarse y ponerse el abrigo, colgarlo de su percha.
Lavarse las manos y la cara.
Quitarse y ponerse las zapatillas y dejarlas en su estante.
Lavarse los dientes.
Cepillarse el pelo.
Abotonarse y desabotonarse.
Elegir la ropa.
2. Cuidado del ambiente:
Todo lo relacionado con el orden y la limpieza, los estimula para cooperar en las actividades domésticas, que les otorga sentido de pertenencia dentro de la familia.
Barrer.
Fregar el suelo.
Fregar la vajilla.
Regar las plantas.
Tender la ropa.
Usar un trapo para limpiar.
Batir, cortar y mezclar alimentos.
Poner, quitar y limpiar la mesa.
Abrir y cerrar objetos pequeños.
Coser.
3. Desarrollo de las relaciones sociales:
Todo lo relacionado con la empatía, la gentileza y las habilidades sociales.
Ayudar o pedir ayuda.
Esperar turno.
Dar las gracias
Ofrecer alimentos o bebida.
Saludar al entrar y despedirse al salir.
Dejar pasar.
Pedir las cosas por favor.
4. Psicomotricidad y control corporal:
Todo lo relacionado con la motricidad fina y gruesa, la coordinación ojo-mano, etc.
Intrínseco en muchas tareas de las actividades anteriores: quitarse y ponerse el abrigo, colgarlo de su percha; quitarse y ponerse las zapatillas y dejarlas en su estante, abotonarse y desabotonarse; tender la ropa; batir, cortar y mezclar alimentos; abrir y cerrar objetos pequeños; coser.
Como decíamos, la autonomía tiene más que ver con la capacidad de actuar libremente y de elegir nuestras opciones, y es importante desarrollarla paralelamente a la independencia. Por eso, me gusta añadir otra área emocional o mental.
5. Autoestima y motivación:
Todo lo relacionado con la curiosidad, la toma de decisiones y la responsabilidad. Les ayuda a sentirse capaces, fuertes e inteligentes, favorece su autoestima y la confianza en sí mismos. Obteniendo la capacidad de reflexionar, decidir, y no dejarse influir fácilmente.
Supervisar sin intervenir no es sinónimo de ignorar, sino que implica autocontrol y confianza en el niño. Significa cuidar y educar al mismo tiempo. Es precisamente, la unión de independencia (hacerlo solo) y autonomía (encontrar la forma de hacerlo solo). Saber establecer límites de forma respetuosa es importante a la hora de inculcar autonomía.
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